“No podría escribir mi biografía sin dedicar un capítulo a Argentina”, dijo alguna vez José Ortega y Gasset, una frase con la que el filósofo español homenajeó una relación que se inició con una visita a Buenos Aires en 1916 y perduró hasta su muerte, en 1955. En el primer centenario de aquel primer viaje, forja del “Ortega el americano” al que se refirió en 1956 Leopoldo Zea (“por lo que su obra representó para nuestra América, la hispánica”), la Fundación Ortega y Gasset de Argentina (FOGA) organizó el Congreso Internacional Ortega y América, un encuentro de tres días dedicados al peregrinar transatlántico del autor de La Rebelión de las Masas. La visita de Ortega nació fruto de una necesidad española. Cumplido el primer centenario de la independencia, una Argentina cuyo faro era la cultura francesa veía a España como una metrópoli atrasada, heredera de la inquisición y sin pensamiento propio. Fue así que la Institución Cultural Española en Buenos Aires decidió luchar contra esa imagen exponiendo a personajes peninsulares “relevantes”, que revirtieran la abierta hispanofobia rioplatense. Ortega cumplió con las expectativas y su influencia en Argentina aún perdura, sin que el filósofo nunca ocultase el gran impacto que tuvo en su pensamiento el contacto con la vitalidad “de los pueblos jóvenes”, como llamó a los americanos.
Origen: La llama de José Ortega y Gasset arde en Argentina 100 años después | Cultura | EL PAÍS