«Desde un punto de vista científico, la capacidad de recoger datos de todo es lo más importante que ha pasado desde el siglo XIX: más que los aviones, coches o internet. Tenemos datos milisengundo a milisegundo de casi cada humano en la tierra», explica Pentland. No hemos visto aún casi nada de qué puede hacerse con eso. «Puede ser terrorífico», dice Pentland. Pero hay más opciones.