-La propuesta suya dice al principio: “Chile es una nación intercultural organizada como un Estado regido por los valores fundamentales de dignidad, igualdad, libertad y solidaridad de las personas”. ¿La palabra dignidad es un guiño al estallido social? ¿Cuáles son las diferencias sustantivas frente a la definición que hace el borrador de la Convención?
-En primer lugar, es indispensable aclarar que no se trata de una propuesta mía, sino que de un manifiesto de un conjunto de personas, entre cuyos firmantes me encuentro.
La frase citada en la pregunta es el primero de los principios constitucionales fundamentales con que se inicia la propuesta, y contiene muchos elementos en los cuales es conveniente detenerse. En primer lugar declara que Chile es una nación; Chile no es una pluralidad de naciones asentadas en territorios autónomos; y reconoce el carácter intercultural de la nación. Esta nación, Chile, está organizada como un Estado, declara el Manifiesto, y en seguida define los valores que rigen este Estado-Nación que es Chile, que son, explícitamente se señala, valores fundamentales de las personas, a saber, dignidad, igualdad, libertad y solidaridad. Estos valores adscritos a las personas han tenido una vigencia centenaria, sino milenaria, en la conciencia de la humanidad. Mal podrían ser adjudicados al llamado “estallido social” de octubre de 2019 o a las deliberaciones de la Convención Constituyente.