En esta iglesia no se escuchan sermones. No hay capellanes intrigantes ni devotos arrodillados. Sus misas dominicales no sirven para expurgar pecados ni incluyen ningún rito de comunión, a no ser que lo sea cantar himnos pop a todo pulmón en un multitudinario karaoke, tomar el té con desconocidos o presenciar conferencias sobre asuntos de candente actualidad. Aquí, los cánticos religiosos han quedado sustituidos por temas de los Beatles. A su oficiante se le da mejor contar chistes que respetar el sacramento de la eucaristía y, puestos a elegir, prefiere citar a Schopenhauer y a David Foster Wallace que a los apóstoles. Es Domingo de Pascua en el barrio londinense de Holborn. Los feligreses de esta peculiar parroquia han llegado a este lugar, como hacen dos veces cada mes, intentando encontrar algo de sentido a sus respectivas existencias. Como reclamo, sus responsables no han prometido la salvación, aunque sí un leve sentimiento de redención: ese que surge cuando uno intenta convertirse en “la mejor versión de sí mismo”.
Origen: Sunday Assembly: La iglesia de los descreídos | EL PAÍS Semanal | EL PAÍS