Donatien Alphonse François de Sade murió hace doscientos años. El hombre que proclamó que “la revolución pertenece a los voluptuosos” se apagó un 2 de diciembre de 1814, en el manicomio de Charenton, donde había sido encerrado a causa de su novela Justine. El libertino que exploró sin ponerse límites el deseo, el exceso y la ferocidad humanas había nacido en 1740 y fue perseguido tanto por el Antiguo Régimen como por las autoridades revolucionarias, hasta el punto de que pasó 27 años de su vida en cautiverio y fue condenado dos veces
a la guillotina, aunque consiguió eludir tal destino. Su obra todavía está prohibida en países, como por ejemplo, Corea del Sur. ¿Por qué razones debemos acordarnos de él?
10 razones para conmemorar (o no) el bicentenario del marqués de Sade
