Violencia nuestra de cada día, cultivada con paciencia y dedicación; justificada, relativizada y contextualizada una y mil veces. Porque siempre tendrá “razones profundas” que es equivocado desconocer; porque sociológicamente quienes la ejercen son en realidad sus víctimas. Y porque no solo sería una respuesta legítima a tanta injusticia, abuso e inequidad, sino que también ha sido eficaz. En rigor, ella es la que hizo posible que se abrieran las grandes alamedas del proceso constituyente y un nuevo ciclo político.
Origen: Camino sin retorno – La Tercera