El uso discriminatorio de la LSE es sólo uno de los indicios alarmantes. Esa misma lógica de amigos y enemigos marcó la breve gestión de Víctor Pérez, quien usó su cargo para defender a los dueños de camiones que bloqueaban rutas, dispensar certificado de inocencia a un correligionario (“estoy seguro de que Pablo Longueira es absolutamente inocente”), criticar a la fiscal Chong al conocerse las amenazas en su contra (“carece de objetividad”) y atacar a Contraloría por hacer su trabajo al investigar a Carabineros (“no se puede debilitar la acción de Carabineros (…) los cargos van a ser desvirtuados”).
En otro episodio, funcionarios de la salud pública fueron acusados por el gobierno de negar atención a carabineros. Cuando los cargos fueron desmentidos, los trabajadores exigieron disculpas. Pero, en vez de rectificar, Pérez acusó a los injuriados de “superioridad moral” y “soberbia”.